Todos sabemos que los seres vivos están compuestos por células.
Todos sabemos que las células son esa pequeñas miniaturas que tienen vida propia porque son capaces de hacer todos los mecanismos necesarios para vivir.
La célula, a través de su membrana, permite que entren el oxígeno y los nutrientes que llegan con los alimentos (glucosa, ácidos grasos, aminoácidos, minerales, agua, vitaminas). Unas nutrientes los utiliza para trabajar y obtener energía. Otros para reponer lo que se acaba o regenerar lo que se estropea.
Para que ocurra el paso de sustancias hacia dentro o hacia fuera de la célula, las membranas celulares tienen unos mecanismos entre los cuales están los llamados receptores de membrana.
Estos receptores son muy importantes porque a ellos también se unen las sustancias químicas como los medicamentos.
Es por esto que podemos hablar de Medicina Biológica cuando hablamos de terapias que hacen su función terapéutica trabajando directamente sobre la célula.
La más conocida por todos es la Farmacología. Los medicamentos se unen a receptores de la membrana celular y provocan una reacción en su interior.
Pero hay otras terapias biológicas como son la fitoterapia, la nutrición celular activa, la medicina ortomolecular, la oligoterapia, las sales de Schüssller, el suero de quintón, etc. (ya iremos hablando de ellas).
Y por supuesto está la más biológica de todas las terapias: la alimentación. Ya lo dijo Hipócrates:
“que los alimentos sean tu medicina”
Todos sabemos que los alimentos tienen unos nutrientes. Algunos de los nutrientes son utilizados por la célula para fabricar energía.
La célula tiene unas fábricas, las mitocondrias, donde se trabaja activamente para generar toda la energía que necesita. Sería como la central eléctrica celular. Esa energía es la que permite después realizar todas las funciones celulares.
Las órdenes llegan de parte de los genes, que están localizados en el aún desconocido DNA.
Todos sabemos que las funciones son distintas según el tipo de célula que sea, pero siempre hay funciones comunes: alimentarse, crear energía, eliminar toxinas y mantener una cordial relación con las células de alrededor con las que trabaja en equipo.
¿No os resulta familiar?.
Sí, así es. Es igual que nosotros. Nos alimentamos, creamos energía para funcionar, eliminamos la basura y nos relacionamos con otras personas para formar la familia, la sociedad etc.
Somos pequeñas células de la gran Humanidad
Esto nos ayuda a comprender lo que dice el Kibalion:
“como es lo grande es lo pequeño”
Volviendo a la célula debemos saber que según la función, así es la célula. No son iguales las células del músculo de la pierna que las células del hígado o del cerebro.
Esto nos puede hacer pensar que hay una relación entre la estructura y la función. Y así es.
Todos sabemos que las células se agrupan y forman tejidos y órganos. Y todos se relacionan a través del sistema circulatorio y del sistema nervioso. De esta forma se regula el funcionamiento ordenado del cuerpo y con ello el mantenimiento de la salud.
El cuerpo mantiene una unidad independiente separado del mundo exterior por la piel.
Todos sabemos que la piel envuelve nuestros músculos que se relacionan directamente con nuestra estructura ósea. Esta estructura de músculos, articulaciones y huesos son lo que nos permite realizar cualquier movimiento de nuestro cuerpo.
Y todos sabemos que los órganos están protegidos dentro del cuerpo por las estructuras óseas. El cerebro por ejemplo está rodeado de los huesos del cráneo.
Podemos pensar, y de hecho se cree, que los huesos del cráneo están fijos en los adultos, sin embargo no es así.
Os cuento un secreto: se deslizan uno sobre otro en las uniones que tiene forma de bisel y les permite desplazarse muy poquito, en unos movimientos que se conocen como los movimientos respiratorios primarios. De ésto saben mucho los profesionales que hacen Terapia craneosacral (ya hablaremos de esto más adelante).
Todos sabemos que los pulmones y el corazón también están protegidos por la caja torácica, pero aquí ya se permite un mayor movimiento, porque de otra forma no podríamos respirar.
El abdomen está más al descubierto pero el hígado y el bazo se esconden un poco debajo de las costillas.
Los riñones, por supuesto, están detrás de todos los órganos abdominales, como tapaditos. ¿Será acaso porque los riñones se relacionan con los miedos, según dice la Medicina Tradicional China?
Si nos ponemos a pensar, es lógico que no haya huesos en el abdomen porque los embarazos serían muy complicados de llevar adelante. ¿Veis que sabia es la Naturaleza?.
Como ya hemos apuntado, hay una relación entre la estructura y la función. Y toda esta relación se debe a la necesidad de movimiento.
Sí. La vida es movimiento.
Todo se mueve en nuestro cuerpo. Repasemos.
Todos sabemos que respiramos para que entre el aire y eliminemos el CO2. El oxígeno pasa a la sangre que se mueve por todo el cuerpo gracias a los latidos cardíacos. En todas las células se produce una entrada y una salida de componentes, es decir, comen y eliminan la basura.
Esta basura, para ser eliminada, se lleva a dos órganos muy importantes: el hígado y los riñones.
El hígado es como un gran polígono industrial. Se dice que realiza más de 500 funciones diferentes. Por eso es un órgano tan importante para la salud y cuando enferma da mucha sintomatología.
Una de las funciones más importantes es la eliminación de toxinas del cuerpo, incluidos muchos medicamentos que se deben eliminar después de que hagan su función.
El hígado también tiene movimiento. Y no me refiero a todo el que se produce en su interior para terminar fabricando la bilis.
Me refiero a que el diafragma, cuando hace el movimiento respiratorio, baja y sube y eso hace que el hígado tenga también un movimiento de contracción y de expansión que favorece el movimiento de la bilis en su interior para desplazarse hacia la vesícula biliar y el intestino.
Todos sabemos que la comida que comemos termina también en el intestino en un proceso de movimiento descendente. Luego junto con la bilis, que realiza importantes acciones digestivas, se va trasformando en lo que todos conocemos con el nombre de heces.
Con los riñones pasa igual. También reciben el movimiento creado por el diafragma y en su interior se genera la orina (que ya sabemos por donde sale).
Hay otros movimientos internos que son menos llamativos: los intercambios celulares de iones, nutrientes y hormonas.
Las hormonas se segregan de forma periódica y cíclica continuamente por nuestras glándulas endocrinas para mantener nuestro cuerpo en perfecto funcionamiento.
Otro movimiento es de los impulso nerviosos desde el cerebro.Esos impulsos terminan en órdenes en los músculos, los tejidos y todos los componentes del cuerpo.
Y si el movimiento se bloquea o se interrumpe, surjen problemas.
Así es también en el cada día: el agua estancada se pudre, las casas abandonadas se deterioran, la monotonía rompe parejas, etc.
Como veis, la VIDA es MOVIMIENTO, CAMBIOS, ACCIÓN.
Por eso, las Terapias estructurales como la quiropráctica, la osteopatía, el craneosacral, la técnica Alexander o el rolfing, que trabajan desde la estructura del cuerpo, también pueden beneficiar el funcionamiento de los órganos internos y ayudar a recuperar la salud.
Y aquí termino esta primera parte de los componentes del Ser humano que en resumen son dos:
- un componente biológico
- un componente estructural.
En el próximo artículo hablaré de los otros dos componentes.
Y mientras, ya sabéis, alimentaros bien y hacer ejercicio que el movimiento es salud.
Ya sabéis el refrán:
“quien mueve las piernas mueve el corazón”.
No olvidéis que espero y agradezco mucho vuestros comentarios.
Un abrazo de los míos.
Deja una respuesta